domingo, 19 de febrero de 2012

Capitulo 14.




Me levanté y vi a avaro durmiendo en el sofá.
Fui a la cocina a desayunar y me vestí.
Al volver al salón Álvaro ya se había levantado. Estaba hablando por teléfono.
- Vale Magí. Pues a las cuatro estoy allí.
- …
- Que si, que me controlo.
Colgó.
- Buenos días Álvaro.- Dije.
- Buenos días ¿Vas a salir?
- Si, voy a la biblioteca a hacer mi trabajo.
- Yo voy a ayudar a Alba.
- Que morro tiene esta chica
- ¿Verdad?
- Si quieres desayunar algo, ya sabes, coge. Y mientras esta duerme, ponte la tele si quieres.
- ¿Tienes un ordenador?
- Claro. En ese armario está el de alba. Cógelo.
Cogí yo el mio y salí dirección a la biblioteca.

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Oí un portazo. Pensé que había sido Álvaro y me desperté. Se habrá ido sin despedirse, es capaz, pensé.

Salí al comedor y lo vi ahí, sentado con el ordenador sobre sus rodillas.
- Hombre, si estas aquí.- Dije.
- ¿Dónde tendría que estar?
- Pensé que te habías ido. He oído un portazo.
- Ari, se ha ido a la biblioteca.
Me senté a su lado y apoyé la cabeza en su hombro.
- Me gusta mucho tu pijama de Elmo.
- Tonto. ¿Has desayunado?-Dije riendo.
- ¿Por? ¿Quieres hacer un pastel?
Le di un leve empujón mientras reíamos.
- ¿Qué quieres?- Dije levantándome.
- A ti- respondió. Y luego empezó a reír.- No, que va, ¿Café?
-Te hago un café y te traigo galletas. Aunque yo estoy más buena.- Dije guiñándole un ojo.

Me metí en la cocina. Me encantaba el buen rollo que habíamos conseguido tener en tan poco tiempo.
Una vez preparado todo, sal al salón. Él estaba ahora sentado en una silla, con el ordenador sobre la mesa. Cogí una silla y me senté a su lado.
- ¿Cómo estás?
- Bien.
- ¿Seguro?
- Si.
- Álvaro, no le des más vueltas, no merece la pena.
- Ya…
-Va. Vamos a hacer el trabajo.- Dije sentándome encima suyo.
- ¿Ahora aparte de ayudarte tengo que hacer de silla?
- Le cogí el brazo y le mordí.
- Puta.- Dijo.
- Oh. ¿Cómo te atreves? Osadía.
Reímos y nos pusimos a hacer el trabajo.

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No se me ocurría nada. No sabía ni como empezar al trabajo.
Si al menos tuviera a alguien para ayudarme, como Álvaro.
¿Y si llamaba a Dani? No. No me lo cogería.
¿Y porque no Blas? El seguro que vendría.

Quedé con el en una parada de metro cercana a la biblioteca. Vi a Blas tras la puerta del metro.
Al cabo de un rato, y de hacerse fotos con ellos consiguió escaparse.
- Bueno, ¿vamos a  hacer el trabajo?- Dijo sonriendo.
- Si, gracias por venir a ayudarme. Llevo dos horas y aún no he hecho nada.
-Tampoco tenía nada mejor que hacer. Los chicos no se hablan, y Magí está enfadado.
- ¿Y tu como estas?- Me quedé mirándolo. Se encogió de hombros.
- He cortado con Inma, y Álvaro no me habla. ¿Cómo quieres que este?
- Bueno, Eso te lo has buscado tu solito. No es culpa de nadie.

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A las dos acabamos el trabajo.
- ¿Te quieres quedar a comer?
- ¿Me dará tiempo a llegar a las cuatro?
- Tienes dos horas.

Diez minutos más tarde llegó Ari, pero no venía sola.
- Alba, se queda Blas a comer.- Dijo entrando.
No entendía nada. ¿Ahora eran “amigos” otra vez?
- Ups.- Dijo al ver que estaba Álvaro.
- Es que él también se queda.- Dije señalándolo.- ¿Puedes venir un momento?- Le dije a Ari.
-¿Qué pasa?
- ¿Y esto a que viene?
- ¿El que?
- El traer a Blas.
- Me ha ayudado a hacer el trabajo y le he invitado a comer.
- Eres bipolar.- Y me fui a hacer la comida.
Nos sentamos los cuatro. No había casi conversación. Y si se hablaba, ellos intentaban no coincidir y no responderse.

De pronto se hizo un silencio incómodo, el cual pronto fue sustituido por el timbre. Ari fue a abrir.
- MÓÓÓÓÓNICA.- Dijo.
- Hola titis. Uy… Hola chicos…
- ¿A que has venido tía?- Le dije.
- Mi hermana está haciendo el salto del tigre con Alex. Ya me entendéis.- Dijo guiñando un ojo.- Y porque necesito los zapatos que llevaba Ari en la fiesta.
- Ven que te los dejo.
Y mi teléfono empezó a sonar. Era mi tia, la directora ya la había llamado.
- Chicos, voy a cogerlo, un momento.
Colgué, tras prometerle a mi tía que me iba a portar bien, y que sentía haberla liado en Madrid. Luego, escuché a Blas hablar y me escondí detrás de la puerta para escuchar.
- Álvaro, tenemos que hablar, no podemos estar ahí eternamente.
- Eso deberías haberlo pensado antes ¿No?
Se hizo un silencio.
- He dejado a Inma…
- ¿Y que quieres que te perdone por haberla dejado?
Blas no contestó.
- Me habéis estado engañando tres meses. Todo. He sido el último en enterarme. ¿Crees que eso es de amigos?
- Yo ya te he dicho que lo siento. No puedo hacer nada más.
En ese momento Ari y Mónica salieron de la habitación.
- Mira, esto no soluciona nada. Pero más nos vale llevarnos bien. Al menos delante de Magí y las fans.- Dijo Blas.
Salimos al comedor.
- Álvaro son las cuatro menos veinte. Deberíais iros ya.
- Si.- Dijo levantándose y dándonos dos besos a cada una.
- ¿Se van con Carlos?- Preguntó Mónica, tras irse ellos.
- Si, van a grabar un nuevo single.
- ¿Por qué lo preguntas?- Dijo Ari.
- He quedado con él esta noche.
-¿No sabes nada ¿eh? Noche loca.- Grité.
- ¿Si, no? Como la que has pasado tú con Álvaro.- Dijo Ari.
- ¿Yo? ¡Oye, que me fui a dormir!
- Seguro.- Rieron las dos.

Mónica estuvo media hora con nosotras y luego subió a su casa. Una hora más tarde, llamó mi prima.
- ¡Alba!
- Hola Laia.
- Tía, me tienes que dar el teléfono de Dani, que al final no nos los pudimos dar.
- Vale, ahora te lo pasa por SMS.
- ¡Bien! ¿Y tú que tal? ¿Ya lo habéis arreglado todo?
- No.
- Alba.- Interrumpió Ari.
- Laia te dejo, ya hablaremos.- colgué.- ¿Qué quieres?
- Mañana por la tarde no hagas planes, hemos quedado con Andrea y Ana.
- ¡Oh! ¡Que bien! Hace mucho que no las vemos.

Pasamos toda la tarde sentadas en el sofá viendo películas y comiendo palomitas.
- Parecemos unas gordas- Dijo Ari.

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- Somos unas gordas.- Añadió Alba.
- ¿Y si hacemos algo de provecho?
- ¿Llamamos a Álvaro?

Le tiré un cojín en la cara.
- Estas pesada ¿eh?
Se sonrojó.
- No te enamores.
- No me enamoro, idiota. Casi no le conozco. Sería una historia idiota.
- Pero te gusta.
Se encogió de hombros.
- Y a ti, ¿Cuál de los dos te gusta?- Dijo.
- ¿Qué dos?
- ¿Cómo que dos Ariadna? Daniel y Blas.
-No me gusta ninguno.

Le miré con cara asesina.
- Que es verdad, no me gusta ninguno.- Dije sonriendo.
- ¿Crees que estarán enfadados conmigo?
- Blas lo está.
- ¿Y Daniel y Carlos?
Me encogí de hombros.
- Conmigo también lo estarán, seguro. Dije.
- ¿Les llamamos?
- Estarán ocupados Alba.

Era inútil. Ya estaba marcando en  su teléfono el número.
- …
- Joder, lo siento, pero entiéndeme.
- …
- No, no creo.
- …
- Tampoco pasa nada, seguro que lo arregláis.
- …
- Vale. Genial.
- …
- ¿Y con Ari estas enfadado?
- …
- Pues vale. ¿Puedes decirle a Daniel que se ponga?
- …
- Joder, gracias.

Y colgó.
- ¿Qué ha pasado?- Pregunté.
- Me odia. Contigo no está enfadado. Y ellos no se hablan entre si.
- Vaya…
- Voy a llamar a Daniel. 

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