lunes, 20 de agosto de 2012

Capitulo 24.



Me desperté por culpa de un elevado tono de música, que no sabia de donde venia, pero que parecía que una manada de locos hubiera montado una fiesta. Miré el reloj. 10:30h. ¿Una fiesta a esa hora?
Mónica seguia dormida así que salí de la habitación en silencio, pero cabreada. Entonces me di cuenta de que la música provenia de la casa. Concretamente de la habitación de Alba.Me dirigí hacia allí y abrí un poco la puerta. Alba estaba en shorts, con una camiseta siete tallas superior a la suya y una coleta mal hecha al lado. Barria debajo de la cama, mientras cantaba a pleno pulmón, al ritmo del cd, a Sergio Dalma.Ni siquiera se habia dado cuenta de mi presencia.
- Plas, plas, plas.- Hice simulando el sonido de los aplausos, cuando acabó la canción.
- Hombre Blasa, ¿llevas mucho rato aquí?- La fulminé con la mirada.
- No me llames así. ¿Qué haces?
- Limpiar. ¿No lo ves?
- ¿Tú limpiar? Vaya sorpresa. Baja el volumen. Me has despertado, y a este paso despertarás a Mónica.
- Lo siento Blasa.- Dijo guiñandome un ojo.
-Q UE NO ME LLAMES ASÍ. 
Cogí una zapatilla y se la lancé al estómago.Ella me sacó de la habitación a golpes de escoba. Y me dirigí a la cocina a desayunar.
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Apagué la música y recogí la zapatilla resoplando. Luego fui en busca de Ari.
- ¿Has desayunado?- Me preguntó.
- No.
- Llevas muy mala alimentación.
- Vale mamá, lo siento.-dije sacando la lengua.
Me senté en el tamburete de en frente y cogí una galleta.
-Bueno, ¿qué?-pregunté.
-¿Qué de qué?
- Ariadna.- Dije apuntandola con la mitad de la galleta.- Ya sabes a que me refiero. ¿Qué paso ayer con Blas?
Giró los ojos con gesto de desagrado.
- Nada...
- Nada.- Hice imitandola.
- ¿Y Laia?
- Cuando me he despertado ya se habia ido. Pero no me cambies de tema. ¿Fue mal el asunto?
- Que mania. No sé porque le tienes tanta tirria a Blas, al fin y al cabo todos le han perdonado.
- Yo no. Soy rencorosa, ya lo sabes. Y no me gusta que jugue contigo.
- No juega...- Dijo suspirando. Y luego se mordió el labio.
- ¿Qué pasó ayer? Por última vez.
- Me besó.
Se levantó abandonando la cocina.
Yo la seguí sorprendida.
- TANTANTACHÁN TANTANTACHÁN.- Canté imitando la música nupcial.
Ari se dejó caer en el sofá.
- Imbécil.
- ¿Y que más pasó?
- Estás pesada ¿eh? Nada, estuvimos hablando. Me contó como Álvaro y él hicieron las paces.
- Boh, ese tema me aburre, y no me interesa.
- Si que te interesó en su momento.- Me recriminó.
- Gracias.-dije levantandome.
- Lo siento. 
- Tranquila.
- No te enfades.
- No estoy enfadada.
Alba pegó un portazo. Ya sabia yo que estaba enfadada.

El teléfono interrumpió mis pensamientos.
- ¿Si?- Contesté.
- ¿Quién la llama?
- Soy Lucas.
- Ah, hola. Soy Ari. No está, ¿qué necesitas?
- Le tengo que dar unas cajas de libros que le prometí. Pero se las tengo que dar ya, me obligan a sacarlas del almacén de la cafetería. ¿Sabes cuando volverá?
- Ya lo he hecho. Y no contesta.
- Pues... Cuando vuelva le digo que te llame.
- Eh... ¿Y no puedes venir tú, porfa? Yo te ayudo a llevarlas.
- Yo... Es que...
- Venga, porfaaaaaa.-se hizo de rogar.
- Está bien, voy.-Miré el reloj. 11h.- ¿En una hora me paso por ahí?
- No, mejor en una y media, que es cuando cierro.
Me despedí y colgué.
Me despedí de Alba y de la ya despierta Mónica y me fui.

Llegué veinte minutos antes a la cafetería. Dudé unos minutos entre entrar y no entrar. Opté por la primera.
- Si... ¿Molesto? Me aburria en casa.
- No. Solo que cierro a la una... Como Laia me dijo una vez que erais unas lentas...
- Vaya con Laia... La más indicada.
- Siéntate y en media hora nos vamos.
Me senté y esperé. Pero sin mirar el móvil. No queria caer en la tentación de hablar con Blas.
Veinte minutos después, tres cajas me taparon la vista.
Asentí con la cabeza y cogí la caja. Pesaba mucho.

Durante el camino no dejó de hablar. Yo me limitaba a los monosílabos, ya que iba concentrada en que la caja no se cayera.
- Pues nada. Ya está.- Dijo dejando la caja sobre la mesa del comedor.
- Hola Lucas.- Le saludó Alba.
- Ey.
- Oye, ¿y si te invito a comer? Por las molestias.- Dijo.
- Yo... Bueno... No... Oséa...
- Si, irá encantada. Pero pagas tu.- Se adelantó Alba.
- Espérame abajo, ahora voy.-dije.
Una vez él fuera me dirigí hacia Alba.
- ¿Qué haces?
- Ya es hora de que conozcas a un hombre de verdad.- Dijo guiñandome un ojo. Y me empujó hacia la puerta.
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- ¿Está Laia?- Preguntó un chico al otro lado.
- Ni idea. ¿Porque no le llamas al móvil?
Una hora más tarde ya estaba arreglada y aburrida sentada en el sofá, así que decidí salir antes.
- Ari... Has venido antes.- Dijo Lucas.
- Toma, coge esta que es la que más pesa, y yo llevo las otras dos.
Lucas me guiñó el ojo.

Luego salí con él y me propuso comer en el McDonalds ya que con la cafetería no ganaba mucho. Yo asentí.
Pasamos la tarde juntos y al llegar la noche, nos sabíamos una la vida del otro. Excepto Blas. No le mencioné a Blas en ningún momento.