martes, 5 de junio de 2012

Capitulo 22.


Tras un día agotador de compras con mi prima, volvimos a casa. Eran las 7 de la tarde, y Ari y Mónica no volvían hasta tarde, así que decidimos volver a la cafetería, a tomar algo.

- ¡Laia! Ahora justo te iba a llamar.- Dijo el camarero que venía acompañado de otra chica.
- Lucas… ¿Qué pasa?
- Esta es mi hermana Sara, tiene dos años menos que vosotras, diecisiete, pero acaba de venir y no conoce a nadie, ¿Por qué no quedáis con ella esta noche?
- Oye, ¡Que hasta aquí un mes no cumplo los dieciocho.- Solté.- Nos vamos de fiesta, puede venirse si quiere.
Los tres miramos a Sara.
- Bueno… Vale…- Dijo sonrojándose.
-Genial, te apuno la dirección y que te traiga tu hermano a las doce ¿Si?- Dijo Laia.
Sara miró a su hermano, y cuando este hizo un gesto de aprobación, se marchó despidiéndose con la mano de nosotras.
- Que vergonzosa tu hermana, Lucas…- Dije.
- ¡Todo lo contrario que tu! ¿Qué queréis tomar?
-Una ensaimada de estas con chocolate rebosante, y una Coca-Cola, eh, pero light! Que estoy de régimen.- Dije sonriendo.
- Yo me conformaré con un agua.- Dijo Laia.
- ¡Vete a cagar!
- Bien chicas, enseguida está.- Dijo Lucas entre risas.
- ¡Que chico tan majo!- Solté.

En menos que canta un gallo, la ensaimada estaba en mis manos, y justo cuando estaba a punto de disfrutar del tercer bocado, me sonó el móvil.

Me levanté, señalé a mi prima la calle y lo cogí.
- ¡Hola feo!- Solté una vez fuera.
- Yo también me alegro de oírte.
- ¿No estás en la firma?
- Hemos acabado ahora, y en media hora empezamos el show-case. Ari y Mónica vuelven ya, ¿Por qué no has venido?
- Me he ido de compras. ¿Me has llamado para eso?- Dije riendo.
- ¡No! Para vernos mañana. Tengo que estudiar, pero puedes pasarte una media horita por mi casa y así nos vemos…
- Que bonito me parece, ¡QUE BONITO!
- ¿Vienes o no?
- ¡Claro tonto! Envíame tu dirección por Whats App y mañana estaré allí a las…
- Cinco.
- Oído cocina. Se que ansías que llegue la hora.
- Como me conoces. Te vas a ir de fiesta ¿No?
- Siiiii.
- ¡No ligues mucho!
- ¿Ligar yo? Solo ligo con feos.
- Que agradable eres.
- Me quieres.
- Te amo.
Al oír esas últimas palabras me sonrojé.
- Te dejo, vamos al ensayo.
- Hasta mañana.

Cuando entré dentro Ari y Mónica estaban en la mesa y no quedaba ni una miga de mi ensaimada.

----------
- ¿Y mi ensaimada?- Gritó Alba.
Las tres nos miramos cómplices.
- Estaba muy buena.- Dijo Mónica sonriendo.
- ¡Malditas furcias! Podéis moriros.
- Es lo que tiene tanto Álvaro, querida.- Solté. Y ella me fulminó con la mirada.

Pagamos a Lucas y volvimos a casa.
- ¿Nos vais a contar o que?- Preguntó Alba.
- Carlos le ha firmado las tetas.- Dije.
- Blas le ha cantado todas las canciones. Y les brillaban los ojos.- Apuntó ella.
- Que tierno todo… Pero os habéis comido mi ensaimada.
- Oh, olvida eso, ha pasado hace un rato.
- No lo hará, todavía me recuerda que mi hermana se comió su cruasán.- Dije.
Alba esbozó una gran sonrisa falsa.
- Mañana voy a casa de Álvaro.
Las tres nos giramos hacia ella.
- ¿Ya te lo vas a frunjir?- Chillé.
- ¿Eres retrasada? Me echa de menos.- Dije riendo.- Pero tiene que estudiar y voy media hora a verle. ¿Qué hacemos hasta que venga Sara?
- ¿Sara?- Preguntamos Mónica y yo.
- La hermana de Lucas. Se viene con nosotras.
- ¿Vemos una peli?- Propuse sentándome en el sofá.
- ¡Querido John! ¡Channing Tatum!- Chilló Alba. La pobre tenía un serio problema con sus obsesiones por amores platónicos, era demasiado pasional.
Mónica se encogió de brazos, Laia aprobó con la mano la idea, y yo no tuve más remedio que aceptar.

A las once, tras la llorera de la película nos comenzamos a arreglar para cuando llegara Sara.

----------
A las doce menos cuarto, Sara ya estaba en la puerta de casa, y nosotras estábamos casi listas.
- ¿A dónde vamos con diecisiete?- Preguntó Sara.
- El portero de una de dieciocho es mi amigo. Nos cuela.- Dijo Laia.
- Mi prima tiene amigos hasta debajo de las piedras.- Le dije.

Entramos en la discoteca sin ningún tipo de problema, y el portero, Isma, que aparte de un amor era gay, me dio su teléfono, porque era justo el tipo de gente que yo amaba, un loco de la vida.

A eso de las dos, Mónica ya iba más pedo que cualquiera de los que había por ahí, Ari y Sara bailaban buscando chicos, y Laia llevaba ya una hora bailando con el mismo chico.
- Soy Jadel.- Se me presentó con su gracioso acento canario.
- Alba, o me sacas de aquí o vomito.- Susurró Mónica.
- vale, ahora nos vamos.
Avisé a mi prima, a Ari y a Sara, pero ningún quiso volver. Salí con Mónica a cuestas de la discoteca.
- No puedo andar, esto no deja d girar.- Chillaba.

Tras fastidiarme los brazos y la espalda, y recibir en mis zapatos el vómito de Mónica, llegamos a casa. Se metió en la cama y yo en la ducha.

Cuando estaba en paz de nuevo, me metí en la cama, comprobé que Álvaro me había mandado su dirección. Le mandé las buenas noches seguido de un corazón y apagué la luz.

----------
A las cuatro de la mañana salimos de la discoteca. Íbamos acompañados por el amigo de Laia.
- Bueno, yo me voy por aquí.- Dijo Jadel.
- Vale, mañana te llamo y ya nos veremos.
Yo la miré extrañada.
- ¿Y David?- Le pregunté.
Laia se sonrojó y rio.
- No penséis mal… Pero mi sueño es hacer un trío, y creo que es el candidato perfecto.
- ¡MADRE MÍA!- Chillé. ¿Esto de estar como una cabra viene de familia?
Continuamos a lo largo de la calle riendo y acompañamos a Sara hasta su casa.

Cuando llegamos a la nuestra, todo estaba a oscuras y en silencio. Nos dimos las buenas noches y Laia se metió en su dormitorio, y yo me quedé en el sofá para no despertar a Mónica.