miércoles, 21 de diciembre de 2011

Capitulo 6.




- Alba por favor, dime que lo he oído mal y que tienes el móvil de Álvaro guardado.
- Has ido mal, lo tengo guardado.- Dijo.

La miré con la cara descolocada por que no entendía nada.
- ¿Si lo tienes? Menos mal.
- Ahora te digo la verdad. No lo tengo, lo he borrado.

Lanzó el móvil a la otra punta del sofá y suspiró.
- Genial. Adiós Álvaro, y adiós Blas.- Dije.-Pues nada...Voy a comer algo, que con todo esto no he cenado, al final. ¿Vienes?
- No tengo hambre.
- Alba, ¿Te estabas muriendo de hambre hace nada y ahora se te ha ido? Deja de ser tan complicada y cabezota y ven a comer algo.

Vino a la cocina conmigo y se sentó, pero no cogió nada de comer. De verdad, cuando se le metía algo en la cabeza, nadie se lo sacaba.
- ¿Que crees que hacia ahí Pablo?- Dijo.
- Pues que va a hacer... Lo que hace siempre, nada útil.
- Pero no lo entiendo, él no va nunca por estas zonas tan pijas de Barcelona. Es como que le dan grima...

Mierda. Sabía lo que venia ahora. Si no la paraba, iba a estar durante días hablando de Pablo y de los tiempos pasados que vivió a su lado.
- Alba. Ya está. Ha ido ahí, porque ha ido. Punto. Casualidades. ¿Que crees que ha ido ahí porque sabia que estabas tu? No. Pablo pasó, y Pablo se queda ahí, ¿de acuerdo?
- No se. No me encaja.
- Y no te tiene porque encajar. Deja de jugar a los detectives. O, si vas a jugar, juega a investigar como conseguimos ahora el teléfono de Álvaro, lista.
Entonces el teléfono de Alba empezó a sonar. Fue al comedor a cogerlo.

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-  ¿Si?- Pregunté.- ¿Quien es?
- Alba, soy Andrea. Tía, llamaba porque nos aburríamos y bueno, que Carlos nos ha dicho al volver a casa que de aquí tres días hacen firma en el Fnac. ¿Vais a venir no? Tenéis que venir.- Soltó Anna al otro lado del teléfono.
Genial. Oportunidad de oro. Podíamos ir, y ahí le pediría perdón a Álvaro y cogeríamos sus teléfonos. Todo resuelto.
- ¡Claro que si! Vamos de cabeza.
- Genial. Y por cierto, os tengo que contar una cosa que me ha pasado con David.
- ¡Vale! Ya nos contaras. Buenas noches.
- Buenas noches.
- ¡Buenas nocheeees!-escuche gritar a Anna.
Me dirigí a la cocina con una sonrisa en la cara.
- ¿Que pasa? ¿Quien era? ¿Álvaro?- Preguntó Ari.
- No. Andrea.
- Ah. - Y volvió a lo suyo, desmotivada.- ¿Y porque sonríes?
- Auryn. De aquí tres días. Firma de discos. ¿Lo pillas?
- ¡AAAAAAH! ¡Tenemos soluciooon al problema! Genial. Genial.

Ari empezó a dar brincos con medio trozo de sándwich en la mano. Yo me senté y la mire riendo. Cuando ella se sentó, y se calmó, seguimos hablando. Y yo, pegué algún que otro bocado a un sándwich.
- ¿Sabes que?- Dije.
- ¿Que?
- Acabo de pensar algo que nos hubiese sido muy útil.
- ¿El que?
- Pues que, Álvaro me llamo el otro día. Si iba a registros de llamadas y buscaba, hubiese salido su número.
Ari abrió los ojos como platos.
- Te mato. Podías haber usado tu cerebro antes, mona. Bueno, pues ahora no hace falta ir a la firma.
- Tenemos que ir tía, se lo he prometido a Andrea.
- ¿Y tengo que esperar tres malditos días para ver a Blas?
- No. Queda con el antes si quieres. Toma.- Le lancé el móvil.- Manda un mensaje a Álvaro diciendo que eres tu y que te de el móvil.

Al día siguiente me levanté agotada. No penséis mal, cochinos. Ari y yo con la tontería nos habíamos ido a dormir a las cinco de la mañana. Miré el reloj y solo eran las diez de la mañana. Si, solo. En esa casa no había ni un ruido antes de las doce. Me levanté y fui a prepararme el desayuno, y era obvio, Ari seguía durmiendo.

Cogí mi Ipod, para variar. Era una adicta al Ipod. Me metí en twitter, y, entonces caí en la cuenta, de que, el dilema de a noche había sido una gilipollez. Álvaro y Blas, tenían twitter y Facebook. No nos hacia falta ningún móvil para hablar con ellos. Entonces vi que los chicos se habían ido a Madrid, y volvían justo el día de la firma.
- Pobre Ari.- pensé riendo.
La fui a despertar. Me aburría y tenia ganas de darle la mala noticia.
- Tu, marmota, levanta.- Grité pegándole en la cabeza.
- Aaaaaaggg.- Hizo Ari. Me miro con los ojos medio cerrados, expiró, y volvió a girarse contra la almohada.
- Que te levantes pesada, que me aburro sola.
- Vete a la mierda- Dijo con un hilito de voz.- Quieeeeeero dormir.
- Es que, está Blas al teléfono...
- ¿Blas?- Dijo girándose de golpe.- ¿En serio?- Y fue directa al teléfono.
Al cabo del rato volvió.
- Guarra, el teléfono estaba colgado.
- Si. Pero bien despierta que ibas ¿eh? Venga maja, vístete, que tengo que ir a comprarme ropa, y tu me acompañas.
Nos fuimos al Primark. Nunca había ropa pero nos encantaba ir allí y reírnos de las cosas que habían. Aunque siempre teníamos peleas sobre la pronunciación.
- Primark.- Decía yo.
- Es PRAIMARK.- Decía ella.
-Será como sea, pero yo pronuncio como se escribe.
Y así nos pasábamos horas.

Por el camino le conté la idiotez del dilema de anoche, y también le dije que no iba a poder quedar con Blas porque estaban en Madrid.
-¿En Madrid? Idiotas. Es mejor Barcelona.
Y ahí empezábamos una nueva discusión, porque, yo, estaba completamente enamorada de Madrid.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Capitulo 5.


-Alba. Alba. Espera.- Gritaba Álvaro.
-No espero. Déjame. Me voy a mi casa.
-Bueno pues te acompaño a tu casa.
-¿Que quieres?- Dije parándome en seco.
-¿Que pasa? ¿Porque te pones así?
-Porque me ha jodido verle. Porque es un cabrón, que me hizo sufrir ¿Vale? Y no soy borde joder, si quieres le doy dos besitos y un premio.
-¿Te ha sentado mal que te dijera borde?
-Y el premio a la pregunta estúpida de la noche es para... - Dije dejándome caer en un banco.
Álvaro se sentó conmigo.
-Lo siento. ¿Me dejas que te diga una cosa?
-¿Que?
-Tampoco es para tanto... Ósea, que te enfades conmigo digo...- Me miró con cara de miedo para ver si aprobaba su critica.
Suspiré. Llevaba razón. Pero yo era orgullosa como la que más. No le iba a dar la razón.
-Pues vale. Adiós. Y me fui de vuelta al otro banco a buscar a Ari para irnos a casa.

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- Oye. Ya es la segunda vez que hablamos. Pero siempre es gracias a estos dos ¿eh?- Me dijo Blas.- Habrá que vernos algún día nosotros por nuestra cuenta.
- Si...- Dije con la sonrisa de idiota.
- Pues dame tu móvil ¿no?
Y justo cuando estaba mirando en mi número, si, para esto de los teléfonos soy un caos, apareció Alba cabreadísima.
- Vámonos.- Dijo.
Detrás venia Álvaro resoplando.
- ¿Pero que pasa?- Dijo Blas. Y pensé yo.
- Vámonos.- Volvió a repetir Alba.
Blas me dio dos besos. Y luego yo le di dos besos a Álvaro y me fui con Alba de camino a casa.

Estuvimos un buen rato esperando el tranvía, y Alba no me dirigió la palabra hasta que al fin llegamos a casa.
- ¿Me vas a explicar que te ha pasado con Álvaro o vas a estar así eternamente?- Le pregunté por fin.
- ¿Qué quieres que te explique?- Dijo ella resoplando y sentándose en el sofá.
- Pues por que te has puesto así de borde con Álvaro si sabes que él no tiene la culpa.
- ¿Y crees que no lo se? Simplemente es que me ha jodido mucho ver a Pablo y me he cabreado.
- ¿Y por qué no le llamas y le pides perdón?
- Por que no puedo- Dijo sacando el móvil del bolsillo.
- ¿Cómo que no?
- Es que...- Añadió mirando el móvil.- Lo he borrado.

Capitulo 4.


Los chicos recogieron los regalos y lo demás y luego nos pusimos a buscar algún lugar por la zona donde comer algo. El problema era, que a la una de la mañana no había muchos sitios a los que poder ir.
Al final encontramos un bar de bocadillos. Era bastante cutre pero Blas y Alba mataban por algo de comer. Estaban a punto de cerrar pero la dueña reconoció a Auryn y nos dijo que prepararía unos cuantos bocadillos y que ya encontraríamos un lugar donde comerlos.
De repente Andrea nos dijo que la acompañáramos, y fuimos al baño. No podía dejar de sonreír.
- Me he dado un beso con David- Dijo riéndose.
- ¿Como que te has dado un beso?- Contestamos todas a la vez.
- Antes en la sala, al darme dos besos me ha dado uno en la boca sin querer.
- Ya claro sin querer- Dije con tono irónico mientras salíamos del baño.
- ¿Estáis ya?- Dijo Dani impaciente.
- Si ¿Vamos a un parque no? Yo me quiero sentar, estoy muerta. - Dijo Alba.
- Chicos, que yo me tengo que ir, he quedado.- Dijo Carlos.
- Y nosotras dos deberíamos también. Mis padres se deben de empezar a preocupar. Muchas gracias por todo chicos, espero volver a veros- Dijo Andrea, que se nos quedó mirando para que no le contáramos lo sucedido en el baño a nadie.

Se fueron los tres. Y los demás nos fuimos hacia un parque.
Cuando por fin estábamos en un banco ocurrió algo, que seguro nadie imaginaba.
- Ari tía. Ari, joder.- Gritaba Alba mientras me agarraba del brazo.
- ¿Que te pasa?
- ¡Mira! ¡Ahí! En el árbol aquel. ¡Son Pablo, Víctor y sus amigos!- Gritaba desesperada.
- ¿Son quien?- Dijeron Álvaro y Dani a unísono.

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No me podía creer lo que estaba pasando. Hacia lo menos medio año que no veía a Pablo, y ahora me lo encontraba ahí. ¿Pero, que hacia Pablo por esas zonas de Barcelona?
Los chicos no entendían nada y yo cada vez estaba más nerviosa. Ahora que llevaba casi un año sin ver a Pablo, va y aparece justamente el día que quedo con Álvaro.
Pasamos a su lado buscando algún sitio donde sentarnos, y yo cada vez cogía más fuerte del brazo a Ari. Al pasar a su lado Víctor y Pablo se nos quedaron mirando, pero decidí pasar de largo.
Entonces Pablo y Víctor se acercaron a pedir fuego.
- ¿Perdona, tienes fuego?- Dijo Pablo con voz de fumado, ni siquiera se había dado cuenta de que estaba.
- No- Contesté con voz borde.
- ¿Alba Noa?- Dijo Víctor extrañado.
Y de pronto se hizo el silencio.
- Yo si que tengo.- Contestó David.
- Ala, ya tienes fuego, adiós.- Le dije para que se marcharan.
-¿Y esta bordería tan repentina que te ha salido?- Dijo Álvaro extrañado.
Expiré, poniéndole mala cara.
-Ey. Tranquila. ¿Que pasa? ¿Quienes eran?- Me dijo.
-Dos idiotas eran. No tengo hambre. Me voy.
Y eso hice. Me levanté y salí caminando. Álvaro salió detrás de mí.

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Alba y Álvaro se habían ido.
- Bueno... Pues nada...- Dijo Dani.
- Yo, tengo pis.- Dijo David.
- Si. Yo también. Vamos a mear- Soltó Dani.
Y se fueron. Y me quedé en el banco sola, con Blas.
- ¿Esto que acaba de pasar es normal?
- ¿El que? ¿Que cada uno nos vallamos por nuestro lado? No mucho.
- No, yo decía, lo de decir: Tengo pis. Así, tan poco finamente.
Rio. La verdad es que tenía una sonrisa muy bonita. Sonreí.
- Si. Están como una cabra.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Capitulo 3.



Por fin había llegado el día del concierto, el esperado día. Había quedado con Ari en la parada del tranvía a las cuatro, para aprovechar y dar una vuelta, porque el concierto no empezaba hasta las ocho y media.
Estuvimos sentadas en frente de la puerta y yo iba cantando las canciones mientras las escuchábamos con los cascos. Entonces dos chicas, vinieron y nos hablaron.
- Oye, vosotras, que os veo más normales... ¿Habéis traído pancartas y regalos? Es que la gente está haciendo cosas pero nosotras... - Dijo una de ellas.
- No – dije riéndome, la verdad es que tenía razón, nosotras cuatro éramos las únicas que no íbamos vestidas de un solo color, o las únicas sin pancartas o cosas por el estilo.
- Emm… No. Nosotras venimos así. Sin nada...- Dijo Ari.
- Ah. Bueno. Y eso de los números, ¿sabéis lo que es?- Dijo la otra chica.
- ¿Números?-dije.
- Sí. Creo que es algo del orden de entrada... Por cierto, me llamo Andrea.
- Yo Alba. Y ella Ari.
- Yo Anna.
Las dos chicas se sentaron con nosotras y estuvimos hablando durante toda la espera. Luego en la cola, nos pusimos las últimas. Les contamos a Anna y Andrea por qué estábamos en el concierto. No podían creérselo.

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Al cabo de media hora por fin conseguimos entrar, la verdad es que no sabíamos muy bien que decirle al de seguridad, porque a decir verdad no teníamos ni entradas, solo una invitación por teléfono. Al final Alba se entendió con el de seguridad y nos dio los pases VIP.
La sala estaba a petar, y casi no se veía el escenario, así que buscamos un hueco justo en medio donde nos pudieran ver, y ya de paso para no destacar demasiado, porque éramos las únicas que no nos sabíamos las canciones.

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En el concierto todas las niñas gritaban como locas, y cantaban sus canciones. Había alguna que incluso lloraba de la emoción.
La verdad es que había fans de todo tipo, incluso algunas un tanto… peculiares. Pero todas, bueno y dos o tres chicos que habían por ahí, estaban histéricos por entrar en el concierto, y en el fondo yo también pero no precisamente por escucharlos cantar.

Estuvimos tres horas esperando a que todas las niñas entraran por backstage. Andrea y Anna se quedaron con nosotras al final. Les habíamos prometido que intentaríamos que se quedaran más rato para hablar con Dani y David. Eran dos componentes del grupo. Y, también estaba Carlos.
Cuando entramos por fin, Álvaro nos vio y le dio un golpe en el brazo a Blas y luego nos señaló.
- Pero mira quien está aquí. La señorita ensucia camisas Dijo Álvaro.
- Ya pensábamos que no ibais a venir. - Dijo Blas.
- Pues ya veis. Aquí estamos. Hemos tenido que esperar abajo tres horas. Os parecerá bonito, creo que con esto ya estamos en paz ¿eh?- Le dije sonriendo a Álvaro.
- Chicos. ¿De que las conocéis?- Dijo Dani.
- Una historia un poco larga- Le contestó Blas.
- Por cierto. Ellas son Andrea y Anna. Les hemos prometido que como eran las últimas podían estar más rato con vosotros.- Dijo Ari.

Anna y Andrea estuvieron un rato hablando con todos y haciéndose fotos. Nosotras también.
- Bueno, yo empiezo a tener un hambre increíble. - Soltó Blas, a los dos minutos.
Andrea me miro con cara de: "¿Ya se van?".
- Bueno. Pues vamos a comer algo ¿no? Alba me tiene que invitar. - Dijo Álvaro.- ¿Os venís no?- Le dijo al resto.
Todos asintieron.
- Bueno pues entonces Andrea y Anna también vienen. ¿No?- Dije.
Asintieron como unas locas.

martes, 13 de diciembre de 2011

Capitulo 2.



Los días siguientes Alba y yo no dejamos de hablar de Blas y Álvaro para variar, porque cuando se nos metía algo entre ceja y ceja no dejábamos de hablar de eso hasta que encontrábamos otro tema del que hablar.

Al final decidió llamarlo, se encerró en el cuarto de baño, y cerró la puerta con pestillo. Al cabo de unos minutos salió con una sonrisa de oreja a oreja.

- ¿Qué te ha dicho?- Le pregunté, pero no sirvió de nada porque enseguida se puso a chillar como una histérica, tal y como hacía siempre.
Así que respiró hondo y dijo

- Mañana hacen un concierto en Barcelona.
- ¿Y eso que quiere decir?
- Eso quiere decir que nos han invitado, y me ha dicho que el de seguridad nos dejará pasar si vamos las últimas.
- ¿Pero qué pintamos nosotras en su concierto, si ni siquiera sabemos que cantan y casi no les conocemos?
- ¿Y qué más da?-Dijo sin dejar de sonreír- ahora ya tengo una excusa para hablar con él, y además no me negarás que tu no quieres ver a Blas.
- Eso no tiene nada que ver.- Le respondí sin poder evitar sonreír, la verdad es que verlo no me importaría en absoluto - Además el concierto estará lleno de fans histéricas con sus nombres pintados en la cara, y camisetas con sus fotos, persiguiéndolos y gritando, así que no tendrás tiempo de hablar con él.
- Vamos a ver, - Dijo suspirando - si nos han invitado es porque nos dejarán pasar al backstage, y además Álvaro me ha dicho que después le podré invitar a tomar algo. – Ella seguía hablando sin dejar un solo segundo de sonreír -  Y eso quiere decir que sí que podremos hablar con ellos.
Se dirigió a su habitación mientras decía - Además digas lo que digas esa vez no me harás cambiar de idea, y sé que tienes las mismas ganas de ver a Blas que yo a Álvaro.
Ya todo estaba perdido, cuando Alba se obsesionaba con algo no se lo podías sacar de la cabeza.

- ¿Adónde vas?- le pregunté siguiéndola.
- ¿Tu qué crees? A aprenderme las canciones, no querrás que vaya y me quede callada.
- Aunque no te las supieras tu no podrías estar callada.

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En el fondo tenía razón no pintábamos nada en el concierto, pero me daba igual, Álvaro me había invitado y además me moría de ganas de volver a verlo, y le debía un frapuccino - pensé riéndome.

Capitulo 1.



Era una extraña tarde de invierno, de esas en que el sol brilla. Quedé con Ari para ir al Starbucks, para variar.
- Hola. ¿Qué os pongo? - Dijo la camarera bordemente.
- Yo un frapuccino de Chocolate.- Dije.
- Yo uno de caramelo.
- ¿Que nombres os pongo?
- ¡EPIII!
- ¡BLASS! -dijo Ari llorando de la risa.

Siempre nos cambiábamos los nombres, era nuestra forma de hacer un poco menos monótonas esas largas tardes.
Mientras esperábamos que nos sirviesen nos pusimos a reírnos de la gente, y nos fijamos en dos chicos que estaban detrás nuestro, que por cierto no estaban nada mal.
- CARAMELO PARA BLAS - gritó la burra de la camarera en mi oreja.

Ari fue a coger el vaso, pero entonces uno de los dos chicos puso su mano sobre el vaso de tal forma que sus manos quedaron entrelazadas.

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Ese chico puso su mano sobre la mía. Me lo quede mirando a los ojos, mientras los dos tirábamos del vaso para quedárnoslo.
- Perdona mi ignorancia pero ha dicho Blas, y bueno Blas es nombre de chico, y tú eres una chica. - Dijo él sonriendo.
- Sí. Es que yo no me llamo así, me llamo Ari, pero que, bueno, la coña y tal. Nos hemos puesto Epi y Blas... Y... - Volví a reírme.

Entonces el otro chico que había permanecido atrás dijo:
- Bueno, pues quedados vosotras el vaso, ya esperamos nosotros.

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Ari y el chico, que al parecer se llamaba Blas, estaban medio tontos. Ninguno de los dos soltaba el vaso. Seguían con sus manos entrelazadas. Se miraban y luego miraban al vaso y sonreían.
El otro chico, que solo había hablado una vez, y que por cierto, era bastante mono, les miraba flipado y luego me miraba a mí con cara de "¿qué hacen?"

La camarera interrumpió la bonita escena.
- Uno de caramelo para Blas, uno de chocolate para Epi y uno de fresa para Alcantaros.
- Me llamo Álvaro, no Alcantaros. Pero bueno...- Dijo el otro chico mirando el vaso.

Los cuatro cogimos nuestro vaso. Los dos chicos comenzaron a subir las escaleras y yo cogí a Ari de la mano y me la lleve hacia donde ellos.
La sala estaba abandonada. Solo estábamos nosotros cuatro y una chica con un sombrero lila de lentejuelas y su amiga.
Ari y yo hablábamos mientras mirábamos a los dos chicos riéndonos. Entonces la chica del sombrero se levantó y fue hacia ellos.
Dijeron unas cosas y luego la chica nos pidió que les hiciésemos una foto
Cuando la chica del sombrero raro se fue, me acerqué a los chicos y me senté en una de las sillas.

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Alba con toda la cara del mundo se sentó en la mesa aquellos chicos. Yo me quedé a una distancia prudente, pero suficiente para escuchar la conversación.
- Eh, oye, perdona mi ignorancia tu ahora pero, ¿porque se hacen fotos con vosotros? Quiero decir, sois guapos, pero tampoco es para ir haciendes fotos.- Soltó Alba.
- Bueno. Es que tenemos un grupo de Música. Se llama AURYN. No somos muy famosos.- Dijo Blas.
- Ah. Se ve, se ve. - Añadió Alba para ella. Luego se giró hacia mi.- Ari, no te quedes ahí siéntate aquí. ¿No os importa no?

Negaron. Me senté.

Estuvimos un buen rato hablando con ellos sobre su música y tal.
- Por cierto, eres poco alta ¿no? -le dijo sin venir a cuento Álvaro a Alba.
- Que loquis. - dijo Blas mirándolo.

No. Lo que acababa de decir desencadenaría una tormenta. Alba empezó a reírse como una condenada.

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Que loquis. Con todo eso no me podía parar de reír. Y cuando yo me río golpeo y tiro cosas. Y eso pasó. Reí tan fuerte que pegue un golpe a la mesa y el frapuccino de Álvaro fue a parar a su camisa.

- ME CAGO EN ATREYU Y EN TODA LA HISTORIA INTERMINABLE - grito Álvaro.

Intente dejar de reír y me levanté a limpiarle un poco la camisa con una servilleta.
- Da igual. Lo estás dejando peor.-Dijo con una sonrisa.
- Lo siento, esto te lo tengo que pagar. ¡Yo, ya se! Te dejo mi número y un día me llamas y yo te invito a algo para arreglar esto.
Cogí su móvil, le apunte mi número y se lo devolví.

Ari y Blas seguían sonriéndose mutuamente. Para variar.

Antes de empezar.

Los personajes y situaciones que veras a continuación son ficticios, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Tambien informamos que no nos hacemos responsables de que alguien se ofenda. Esto es pura diversión ni se pretende ofender ni reírse de nadie. Ea. Fin.