Era una extraña tarde de invierno, de esas en que el sol brilla. Quedé con Ari para ir al Starbucks, para variar.
- Hola. ¿Qué os pongo?
- Dijo la camarera bordemente.
- Yo un frapuccino de Chocolate.- Dije.
- Yo uno de caramelo.
- ¿Que nombres os pongo?
- ¡EPIII!
- ¡BLASS! -dijo Ari llorando de la risa.
Siempre nos
cambiábamos los nombres, era nuestra forma de hacer un poco menos monótonas esas largas tardes.
Mientras esperábamos que nos sirviesen nos pusimos a
reírnos de la gente, y nos fijamos en dos chicos que estaban detrás nuestro,
que por cierto no estaban nada mal.
- CARAMELO PARA BLAS - gritó la burra de la camarera
en mi oreja.
Ari fue a coger el vaso, pero entonces uno de los dos
chicos puso su mano sobre el vaso de tal forma que sus manos quedaron
entrelazadas.
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Ese chico puso su mano
sobre la mía. Me lo quede mirando a los ojos, mientras los dos tirábamos del
vaso para quedárnoslo.
- Perdona mi ignorancia pero ha dicho Blas, y bueno
Blas es nombre de chico, y tú eres una chica. - Dijo él sonriendo.
- Sí. Es que yo no me llamo así, me llamo Ari, pero
que, bueno, la coña y tal. Nos hemos puesto Epi y Blas... Y... - Volví a reírme.
Entonces el otro chico
que había permanecido atrás dijo:
- Bueno, pues quedados
vosotras el vaso, ya esperamos nosotros.
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Ari y el chico, que al
parecer se llamaba Blas, estaban medio tontos. Ninguno de los dos soltaba el
vaso. Seguían con sus manos entrelazadas. Se miraban y luego miraban al vaso y
sonreían.
El otro chico, que solo había hablado una vez, y que
por cierto, era bastante mono, les miraba flipado y luego me miraba a mí con
cara de "¿qué hacen?"
La camarera interrumpió la bonita escena.
- Uno de caramelo para
Blas, uno de chocolate para Epi y uno de fresa para Alcantaros.
- Me llamo Álvaro, no Alcantaros. Pero bueno...- Dijo
el otro chico mirando el vaso.
Los cuatro cogimos
nuestro vaso. Los dos chicos comenzaron a subir las escaleras y yo cogí a Ari
de la mano y me la lleve hacia donde ellos.
La sala estaba
abandonada. Solo estábamos nosotros cuatro y una chica con un sombrero lila de
lentejuelas y su amiga.
Ari y yo hablábamos mientras mirábamos a los dos
chicos riéndonos. Entonces la chica del sombrero se levantó y fue hacia ellos.
Dijeron unas cosas y luego la chica nos pidió que les
hiciésemos una foto
Cuando la chica del sombrero raro se fue, me acerqué a
los chicos y me senté en una de las sillas.
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Alba con toda la cara del mundo se sentó en la mesa
aquellos chicos. Yo me quedé a una distancia prudente, pero suficiente para
escuchar la conversación.
- Eh, oye, perdona mi
ignorancia tu ahora pero, ¿porque se hacen fotos con vosotros? Quiero decir,
sois guapos, pero tampoco es para ir haciendes fotos.- Soltó Alba.
- Bueno. Es que tenemos un grupo de Música. Se llama
AURYN. No somos muy famosos.- Dijo Blas.
- Ah. Se ve, se ve. - Añadió Alba para ella. Luego se
giró hacia mi.- Ari, no te quedes ahí siéntate aquí. ¿No os importa no?
Negaron. Me senté.
Estuvimos un buen rato hablando con ellos sobre su música
y tal.
- Por cierto, eres poco alta ¿no? -le dijo sin venir a
cuento Álvaro a Alba.
- Que loquis. - dijo Blas mirándolo.
No. Lo que acababa de decir desencadenaría una
tormenta. Alba empezó a reírse como una condenada.
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Que loquis. Con todo eso no me podía parar de reír. Y
cuando yo me río golpeo y tiro cosas. Y eso pasó. Reí tan fuerte que pegue un
golpe a la mesa y el frapuccino de Álvaro fue a parar a su camisa.
- ME CAGO EN ATREYU Y
EN TODA LA HISTORIA INTERMINABLE - grito Álvaro.
Intente dejar de reír
y me levanté a limpiarle un poco la camisa con una servilleta.
- Da igual. Lo estás
dejando peor.-Dijo con una sonrisa.
- Lo siento, esto te lo tengo que pagar. ¡Yo, ya se!
Te dejo mi número y un día me llamas y yo te invito a algo para arreglar esto.
Cogí su móvil, le apunte mi número y se lo devolví.
Ari y Blas seguían
sonriéndose mutuamente. Para variar.
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