Tras un día agotador de compras con mi prima, volvimos a casa. Eran las
7 de la tarde, y Ari y Mónica no volvían hasta tarde, así que decidimos volver
a la cafetería, a tomar algo.
- ¡Laia! Ahora justo te iba a llamar.- Dijo el camarero que venía
acompañado de otra chica.
- Lucas… ¿Qué pasa?
- Esta es mi hermana Sara, tiene dos años menos que vosotras,
diecisiete, pero acaba de venir y no conoce a nadie, ¿Por qué no quedáis con
ella esta noche?
- Oye, ¡Que hasta aquí un mes no cumplo los dieciocho.- Solté.- Nos
vamos de fiesta, puede venirse si quiere.
Los tres miramos a Sara.
- Bueno… Vale…- Dijo sonrojándose.
-Genial, te apuno la dirección y que te traiga tu hermano a las doce
¿Si?- Dijo Laia.
Sara miró a su hermano, y cuando este hizo un gesto de aprobación, se
marchó despidiéndose con la mano de nosotras.
- Que vergonzosa tu hermana, Lucas…- Dije.
- ¡Todo lo contrario que tu! ¿Qué queréis tomar?
-Una ensaimada de estas con chocolate rebosante, y una Coca-Cola, eh,
pero light! Que estoy de régimen.- Dije sonriendo.
- Yo me conformaré con un agua.- Dijo Laia.
- ¡Vete a cagar!
- Bien chicas, enseguida está.- Dijo Lucas entre risas.
- ¡Que chico tan majo!- Solté.
En menos que canta un gallo, la ensaimada estaba en mis manos, y justo
cuando estaba a punto de disfrutar del tercer bocado, me sonó el móvil.
Me levanté, señalé a mi prima la calle y lo cogí.
- ¡Hola feo!- Solté una vez fuera.
- Yo también me alegro de oírte.
- ¿No estás en la firma?
- Hemos acabado ahora, y en media hora empezamos el show-case. Ari y Mónica
vuelven ya, ¿Por qué no has venido?
- Me he ido de compras. ¿Me has llamado para eso?- Dije riendo.
- ¡No! Para vernos mañana. Tengo que estudiar, pero puedes pasarte una
media horita por mi casa y así nos vemos…
- Que bonito me parece, ¡QUE BONITO!
- ¿Vienes o no?
- ¡Claro tonto! Envíame tu dirección por Whats App y mañana estaré
allí a las…
- Cinco.
- Oído cocina. Se que ansías que llegue la hora.
- Como me conoces. Te vas a ir de fiesta ¿No?
- Siiiii.
- ¡No ligues mucho!
- ¿Ligar yo? Solo ligo con feos.
- Que agradable eres.
- Me quieres.
- Te amo.
Al oír esas últimas palabras me sonrojé.
- Te dejo, vamos al ensayo.
- Hasta mañana.
Cuando entré dentro Ari y Mónica estaban en la mesa y no quedaba ni
una miga de mi ensaimada.
----------
- ¿Y mi ensaimada?- Gritó Alba.
Las tres nos miramos cómplices.
- Estaba muy buena.- Dijo Mónica sonriendo.
- ¡Malditas furcias! Podéis moriros.
- Es lo que tiene tanto Álvaro, querida.- Solté. Y ella me fulminó con
la mirada.
Pagamos a Lucas y volvimos a casa.
- ¿Nos vais a contar o que?- Preguntó Alba.
- Carlos le ha firmado las tetas.- Dije.
- Blas le ha cantado todas las canciones. Y les brillaban los ojos.-
Apuntó ella.
- Que tierno todo… Pero os habéis comido mi ensaimada.
- Oh, olvida eso, ha pasado hace un rato.
- No lo hará, todavía me recuerda que mi hermana se comió su cruasán.-
Dije.
Alba esbozó una gran sonrisa falsa.
- Mañana voy a casa de Álvaro.
Las tres nos giramos hacia ella.
- ¿Ya te lo vas a frunjir?- Chillé.
- ¿Eres retrasada? Me echa de menos.- Dije riendo.- Pero tiene que
estudiar y voy media hora a verle. ¿Qué hacemos hasta que venga Sara?
- ¿Sara?- Preguntamos Mónica y yo.
- La hermana de Lucas. Se viene con nosotras.
- ¿Vemos una peli?- Propuse sentándome en el sofá.
- ¡Querido
John! ¡Channing Tatum!- Chilló Alba. La pobre tenía un serio problema con sus obsesiones
por amores platónicos, era demasiado pasional.
Mónica se encogió de brazos, Laia aprobó con la mano la idea, y yo no tuve
más remedio que aceptar.
A las once, tras la llorera de la película nos comenzamos a arreglar
para cuando llegara Sara.
----------
A las doce menos cuarto, Sara ya estaba en la puerta de casa, y
nosotras estábamos casi listas.
- ¿A dónde vamos con diecisiete?- Preguntó Sara.
- El portero de una de dieciocho es mi amigo. Nos cuela.- Dijo Laia.
- Mi prima tiene amigos hasta debajo de las piedras.- Le dije.
Entramos en la discoteca sin ningún tipo de problema, y el portero,
Isma, que aparte de un amor era gay, me dio su teléfono, porque era justo el
tipo de gente que yo amaba, un loco de la vida.
A eso de las dos, Mónica ya iba más pedo que cualquiera de los que
había por ahí, Ari y Sara bailaban buscando chicos, y Laia llevaba ya una hora
bailando con el mismo chico.
- Soy Jadel.- Se me presentó con su gracioso acento canario.
- Alba, o me sacas de aquí o vomito.- Susurró Mónica.
- vale, ahora nos vamos.
Avisé a mi prima, a Ari y a Sara, pero ningún quiso volver. Salí con Mónica
a cuestas de la discoteca.
- No puedo andar, esto no deja d girar.- Chillaba.
Tras fastidiarme los brazos y la espalda, y recibir en mis zapatos el
vómito de Mónica, llegamos a casa. Se metió en la cama y yo en la ducha.
Cuando estaba en paz de nuevo, me metí en la cama, comprobé que Álvaro
me había mandado su dirección. Le mandé las buenas noches seguido de un corazón
y apagué la luz.
----------
A las cuatro de la mañana salimos de la discoteca. Íbamos acompañados por
el amigo de Laia.
- Bueno, yo me voy por aquí.- Dijo Jadel.
- Vale, mañana te llamo y ya nos veremos.
Yo la miré extrañada.
- ¿Y David?- Le pregunté.
Laia se sonrojó y rio.
- No penséis mal… Pero mi sueño es hacer un trío, y creo que es el
candidato perfecto.
- ¡MADRE MÍA!- Chillé. ¿Esto de estar como una cabra viene de familia?
Continuamos a lo largo de la calle riendo y acompañamos a Sara hasta
su casa.
Cuando llegamos a la nuestra, todo estaba a oscuras y en silencio. Nos
dimos las buenas noches y Laia se metió en su dormitorio, y yo me quedé en el
sofá para no despertar a Mónica.